viernes, 16 de abril de 2010

Los Cumpleaños

Si hay algo que demuestra el paso del tiempo son los cumpleaños. Que palabreja. Repítela varias veces. Cumpleaños, cumpleaños, cumpleaños... Cumple-años. Sí, lo sé, soy un lince. Lo has visto.

Pues sí, bromas aparte, cumplir años pasa de ser uno de los acontecimientos más importantes en la vida de un niño, a amargarle la vida al más pintada y a la que, cuantos más cumple, más se pinta.

Porque, ¿te acuerdas cuando eras pequeño? Si eres de mi quinta, tiene que costarte poco, porque fue hace diez o doce años… o unos pocos más. En el caso de mi amigo Jose ya es diferente, porque él, por muchos años que pasen, sigue siendo pequeño.

Cuando eres un niño, el tema del cumpleaños es sagrado. Ya vas contando desde el minuto cero del día siguiente de tu último cumpleaños, los días que te quedan para el siguiente. Joder. Lo recuerdo como si fuera ayer. Si caía entre semana era brutal. El día anterior se lo ibas diciendo a todos los compis. “Eh, que mañana es mi cumple… Cumplo estos [aquí hacías un gesto con las manos]”. La sonrisa de oreja a oreja, esas que sabías que te iban a arrancar los muy animales. Pero todo te daba igual, porque ibas a ser el rey del día.


Te ibas a la cama la noche anterior con unos nerviossssss. Jo, te costaba dormirte lo que no estaba escrito. Preguntabas a papá…”¿Qué hora eeeees? Las nueve y media, duérmete.” A los tres minutos mal contados, volvías: ”¿Qué hora eeeees?” Y mi padre, en un alarde de aquellos que te confirman que “mi papá es el mejor”, paraba el tiempo y me decía lo mismo… que eran las nueve y media. Pensabas, “no puede ser, no pueden ser todavía las nueve y media”. En el mejor de los casos, y tras preguntar por la hora hasta diez veces, te amenazaban con no tener regalo al día siguiente, en el peor… dormías caliente. Como ahora, pero en otra versión menos sádica.

Te levantabas el primero por la mañana. Vamos, no había nadie despierto. Las calles no estaban ni puestas. Nadie se había enterado. No salía en las noticias. Pero vamos, si era mi cumple, cómo van a estar durmiendo… Pues a levantar a todo el mundo. “Mamá, mamá, que ya es mi cumple…” Ella, por supuesto, te felicitaba, te daba el mejor beso que pueden darte en la vida y te daba un gran abrazo. Tu padre… Pues te felicitaba, se daba la vuelta, y seguía durmiendo… Y cuidado que no se soltara un sonoro pedo matutino…

Pedías tus regalos. Y aquí era cuando te soltaban la afirmación más rotunda y más cabrona que te pueden soltar en tu vida… “Pero si naciste a las nueve de la noche… Hasta esa hora nada…” Diooooooosssss.

Te ibas al cole. Caramelos, repartías muchos caramelos, y las orejas… Joder, los primeros años bien, pero luego, si encima habías nacido en invierno, se te caían antes de salir de clase… Treinta y nueve bestias tirándote repetidamente de las orejas… “uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete… y el de propina” Joder cómo dolía el de propina, ahí estiraban con toda la mala leche del mundo.

Pasabas el día de miedo. Eras el rey. Llegabas a casa por la tarde. Mamá había preparado un pastel de los que tanto me gustaban… Bizcocho con chocolate... Sus velitas, los bocatas de pan bimbo CON CORTEZA. Aquellos bocatas... De nocilla "para los hombres fuertes"... Paté la piara... Jo, ¿te acuerdas? Allí estaban abuelos, primos, tíos… Jo, qué nervios. Y llegaba el momento más esperado, los regalos.

Primero los de los papis. Juguetes de los que tú querías. Bien… Empezamos bien… Llegaba el turno de la abuela… Dinerillo, que nunca sabían que comprarte… Un dinerillo que mi madre, sabiamente, me confiscaba para comprarme algo de ropa… ¿He dicho ropa? Zasss… La cara de gilipollas que se te quedaba cuándo algún paquete contenía ropa o un estuche… Que dos cabronadas… A ver, que quiero la metralleta laser con espigonlazo de sauron… No un polo rosa de mariquita o un estuche pal cole… Me cagüen ros (esta es de X@vi)... Ahí te mataban… ¡Que es mi cumple, que tienen que ser cosas molonas!!! Luego a jugar con tus primos. Carrera arriba. Carrera abajo. No jugabas con nada de lo que te habían regalado, no se fuera a romper, pero alguna otra cosa en casa se rompía, hasta que mamá echaba a todo el mundo, ducha y a dormir… Que ya hay que ir pensando en el del año que viene….

Por cierto, que todo este tostón que te he soltado viene a que ya es el cumpleaños de MªJesús, y no voy a ponerme moñas porque X@vi me lo ha prohibido rotundamente, pero sí que quiero decir que mi sentido del humor (el que sea, éste, que no sé si es bueno o es malo), que tengo al menos yo tengo uno, lo debo en gran parte en la felicidad que tengo al compartir mi vida con ella:

“Cariño, que tengas un día cojonudo… Mañana, sábado, cuando dejemos a los niños con mis padres, te aseguro que será… bueno… será…”

Que vaya bonito,


3 comentarios:

  1. Te has olvidado de poner sexo como etiqueta... ah no, si no lo has escrito!
    Espero q tu siguiente post no se titule: Los gatillazos
    :P

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  2. Sabes de sobras que no puedo escribir sobre gatillazos... No me gusta estudiar nada antes de escribir, sólo vivencias propias...

    ¿Tú puedes?

    Y sobre sexo, dijimos que nada de tetas, no???

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  3. Esta entrada me ha gustado mucho... a lo mejor a este paso conseguis que me haga admirador@ !!!!

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