domingo, 2 de mayo de 2010

Cuando los niños no vienen, experiencias masculinas

Tener hijos es lo más bonito del mundo... ¿no?

Yo creo que sí, vamos, estoy seguro. El día en que decides, con tu pareja, que ha llegado el momento, es genial... Esa noche, todo es perfecto, velitas, cena romántica, un poquito de jazz, ropa sexy... Paro. No quiero seguir pensando en ello, que me pongo... contento.

Hay parejas que se tiran así unos meses. Joer que meses. Hasta que ya pasa el tiempo prudencial marcado por la revista cosmopolitan y entonces empiezas a usar los trucos de cualquier publicación que cae en vuestras manos. Que si hay que dejar unos días. Controlar la temperatura. Quedarse en una postura extraña un rato...

Si cosmopolitan no te ayuda, entonces ya entras en una dinámica de caída en barrena de la que no te salva ni tu mejor amigo en un día de Barça-Madrid. Si toca... toca... punto. Estás currando y te llama tu mujer. Oye, ahora o nunca. Sales corriendo, salvando todo tipo de obstáculos, dando excusas inverosímiles a tu jefe de las que luego ni te acordarás. Unos nervios en la caravana que te chupas para llegar a casa... Jodeeeeeer... Llegas. Abres la puerta. "¡Cariño, ya estoy en casa!". Ella está en el dormitorio, te acercas, te vas quitando la ropa, te das una hostia de tres pares de cojones contra el marco de la puerta cuando intentas quitarte los pantalones y se te quedan enganchados en los pies... Y allí, está ella, como vino al mundo... Venga... Sin detalles...

Sin darte cuenta, acabas en una clínica en la que te piden millones de pruebas, entre ellos, lo que se viene llamando un seminograma. Entro luego en detalles de cómo conseguir la muestra, aunque en este caso el trabajo lo llevé hecho de casa. Lo bueno fue ir a recoger los resultados y encontrarme allí a una chica a la que conocía desde que era prácticamente un bebé... Ya me conoces, soy tímido, y ahí me corté tela... Jodeeeer. Claro, la primera pregunta que me hace la colega es "¿Qué haces aquí?"... ¿Ahí qué contestas? Pues con toda la naturalidad del mundo le dices a lo que vas, y punto...

Pero el peor momento para un tío, es, sin duda, el día que vas a hacer la in-vitro. Tu "material" tiene que ser "fresco", lo que significa que cuando ella ya está preparada, tumbada boca arriba, en esa postura tan... tan.... eso... tú tienes que ponerte manos a la obra.

Si la situación se inicia con una chica de buen ver, con un bote de plástico en la mano, y te acompaña hasta los servicios, te da el bote en mano, te sonríe y te dice, "Te espero aquí"... se te caen los huevos al suelo... En el lavabo, todo blanquito y bonito, unas revisas con chicas ligeritas de ropa, nada de vídeos porno ni revistas, revistas light.

Te ubicas, sentado, con la enfermera en la puerta, el bote en la mano, las revistas, tu mujer esperando, la doctora esperando, todo el mundo pendiente de tu... bueno, pendiente de ti... Que bochornazo...

Sales, le das el bote en mano, ella lo coge con toda naturalidad, tú le sueltas un "no ha salido más", ella lo mira, te sonríe... Hostias nen, es que posiblemente sea el peor acto en solitario de tu vida...

Por suerte, y después de uno o más intentos, soltando una pasta, consigues tu objetivo, uno o dos churumbeles que te alegrarán el resto de tu vida... Y por supuesto, un trauma de tres pares de cojones que no te quita ni el mejor psicólogo del mundo...

Que te vaya bonito,

1 comentario:

  1. Y que nadie se me moleste, eh? Que esto va con todo el cariño del mundo...

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